«Yo soy Juan» o del «snobismo» sanisidrense…

El juicio por «encubrimiento» en el asesinato de María Marta García Belsunce nos lleva  bastante seguido a San Isidro. Esto para mí es un «volver» ya que viví hasta los 27 años en esta peculiar aldea. Pero para muchos amigos y colegas es siempre motivo de asombro.

Cuando otra amiga sanisidrense dijo que en su radio le decían «Grasa» porque ella llamaba a «John» Hurtig por su verdadero nombre, que es ni más ni menos que «Juan Carlos», algunos se sorprendieron.

A mí no me sorprendió. En cambio me recordó el asombro de un cronista y cineasta originario de Saladillo en ocasión de cubrir un caso ocurrido en las Lomas de San Isidro. Había sucedido algo en un colegio privado y mientras que todos esperaban al padre de un alumno yo deslicé «Espero que lo traiga él a su hijo y no el pool».  Me miraron como si hablara chino. «Pool para mí es un juego de salón» me dijo el saladillense. En San Isidro, por si alguno lo ignora, es lo que conforman diferentes  padres que se turnan para llevar alternativamente a los chicos al colegio.

En San Isidro, como solemos decir con Mumi Mendoza (otra periodista sanisidrense NyC) se considera «centro» a todo lo que quede dentro de la capital…

Ejemplo:

«Dónde vas a estar esta tarde?»

-«Tengo que ir a Cabildo y juramento»

-«AH! vas al centro?»

No menos sorprendente -y ya que los nombré- es el caso de los Colegios privados, cuyos nombres rara vez coinciden en los registros legales con los carteles que ostentan en sus frentes.

Así, el «San Patrick» es en realidad el «San Patricio», el «Pilgrims» es el «peregrinos» y el «Saint Mary of the hills» es el «Santa María de las Lomas»

No, no estoy jodiendo.

San Isidro y los sanisidrenses son así, como diría Borges: «Ni buenos ni malos… Incorregibles!». Ahora sabés por qué cuando llegás al partido podés leer esos carteles con la frase  «San Isidro es distinto». Aunque quizás le haría más justicia «San Isidro is allright»