No sé si sea justicia, pero…

Hay alegría en la puerta de los tribunales de Comodoro Py. Hay abrazos, felicitaciones, llanto. Algunos de los que se abrazan tienen fotos y nombres, caras de gente que ya no está: de desaparecidos.

Gente que quiso un país mejor. Gente que en muchos casos luchó por la vuelta del que era su líder y al que los que se robaban el poder no querían ver en la patria.

Durante muchos años -para buena parte de la sociedad- fueron caritas en un trapo. Durante buena parte de la historia los desaparecedores vivieron injustamente libres en nombre de la paz.

Hermanos, no sé si será hacerles justicia esto. Al menos es una reparación. Una sonrisa para los suyos que tanto los lloraron.

Lo menos que podemos hacer los argentinos de acá en adelante es velar porque ningún otro hijo de puta en nombre de la paz, o de los dos demonios se presente regalando indulgencias.