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Nuestra Historia de amor 11: «La encrucijada»

Extrañar con el corazón, extrañar con la cabeza, extrañar con los brazos, con la boca y con las piernas. Levantar cabeza y buscarte en el firmamento celeste que atestiguó y atesora nuestra historia. El amor que desprendimos volvió para el cielo, porque el amor no muere nunca. A 16 semanas sigo igual: sin poder reaccionar demasiado, pero de pie y extrañándote a cada minuto. Vayamos mi amor, con otro capÍtulo de esta historia.



Y si nunca conseguíamos ser papás? Y si no se nos daba? al final de cuentas no estaba escrito en ningún lado el mandato de que teníamos que tener un hijo. Apenas esa especie de profecía del Padre Ignacio que tanto nos había ayudado a seguir andando cuando los tratamientos de fertilización parecían inalcanzables.

Toda una colección de miedos e inseguridades nos asaltaba pasado el segundo tratamiento sin resultados positivos. La confianza empezaba a mellarse. El miedo latía.

Sin embargo nos amparábamos en nuestro amor y nos decíamos que si no ser padres fuera nuestro destino, seguiríamos siendo felices el uno con el otro como hasta entonces. Era la pura verdad, pero también era cierto que moríamos de deseos de poder ser papás juntos.

Lo que iba siendo evidente era que pasaban los años y seguíamos siendo una atípica familia integrada por nuestra pareja, una hija «caniche humanizada» llamada Titina y dos perritos adoptados (o heredados).

También sentíamos que el paso del tiempo y de las opotunidades no eran gratuitos: más allá del reloj biológico que seguía corriendo peligrosamente, estaba el anímo de Andrea, centro vital en esto del embarazo. Detrás del segundo tratamiento fallido, tan unido a la muerte de su amiga Alicia, ella había entrado en una especie de bajón muy humano y comprensible, pero que ponía nuestro sueño en riesgo.

En ese estado me repitió lo que me había dicho inmediátamente después de enterarse por segunda vez de que no estaba embarazada: «Voy a hacer un tratamiento más, pero será el último. No soporto pasar muchas veces más por todo esto»

Era imposible no sentir el asedio de la posibilidad de no ser papás. Éramos una moneda dando vueltas en el aire. Parecía que la familia como lo habíamos soñado, con un embarazo del vientre de ella, se volvía cada vez más cuesta arriba.

Así las cosas, sentí que había llegado el momento de empezar a activar nuestro «Plan B» y le planteé a mi amor empezar a averiguar por el trámite de adopción.

Por aquellos días la médica de fertilización nos citó para decirnos dos cosas importantes: la primera, que le harían a Andrea estudios para ver si padecía trombofilia, ya que esto podría estar complicando el proceso. La segunda que teníamos que definir qué haríamos con el tercer gameto que había quedado, el que no le habían implantado. Andrea me miró y dijo «Hagamos nuevos, no? si los dos mejores no funcionaron…» Pero yo que sabía que eso significaba más drogas y tiempo no lo dudé y le dije: «NOOOO este es mi fish, este es mi pescadito» mi reacción, acaso por lo espontanea e inesperada, le dibujó una sonrisa. Así volví a verla sonreir.

Mientras que lentamente íbamos preparando nuestro tercer intento para finales de ese 2015, empezamos a avanzar con las averiguaciones para adoptar: primeros trámites, certificado de buena conducta y reunión.

Una persona responsable de adopciones nos recibió, sospecho que con la primera misión de bajarnos las expectativas (o al menos eso parecía). Cómo olvidarla? La primera frase que nos dijo fue: «Felizmente Argentina no es un país en guerra o desgracia: acá no abundan bebés sin padres en situación de adoptabilidad».

Lo que esta persona intentaba comunicarnos era que todos buscan bebés recién nacidos, sanos y sin parientes. Por el contrario, había chicos de 3 años en adelante, algunos con problemas médicos y con familiares (tíos, abuelos, etc.) que podrían querer visitarlos. Nos explicaron que cuántas más de estas condiciones aceptáramos, más subiría en la escala de posibilidades nuestra carpeta de adopción. Pero esto nos planteaba otra pregunta que era: hasta dónde estábamos dispuestos a llegar?

Al final de cuentas, la adopción no era la «salida alternativa de los tratamientos fallidos» si es que alguna vez habíamos pensado así. No alcanzaba con querer ser papá: Había que querer ser «padre adoptivo». Nos tomamos unos días para recalcular.

Justo como para que aquellos días no fueran tan lánguidos, una buena noticia llegó desde la familia: la mamá de Andrea, que sufría maculopatía, se había operado de la vista y casi milagrosamente volvía a ver! Para celebrarlo la invitamos al teatro… a ver lo que ella eligiera!

Grande fue nuestra sorpresa cuando eligió la obra «Extinguidas» de Mouscari. El punto es que allí estaba Luisa Albinoni. Con esa actriz había tenIdo una relación el padre de Andrea justo después de dejar a la mamá de Andrea, que en parte la responsabilizaba por la ruptura… bueno! La obra a la que mi suegra Marisa quería ir era la de Luisa! Y fuimos!

El punto es que también Andrea tenía un buen recuerdo de ella: La describía como cariñosa, se ocupaba de ella pese a no ser su hija, decía que jugaban juntas y bañaban a sus muñecas. Habían compartido algunos fines de semana por un tiempo no muy extenso. La recordaría Luisa?

Con esa intriga pasé toda la obra. Cuando al fin terminó, Andrea se fue a esperarala para saludarla a la salida. Yo me quedé a unos metros, expectante.

Vi que Luisa la miraba, se sorprendía y se abrazaban. «La reconoció» pensé para mí. Después Andrea me contó: «No solo me reconoció, también me preguntó por Diego (hermano menor de ella) se acordaba hasta del nombre pese a los años que pasaron!» claro, habían pasado 40 años! pero evidentemente la de ellas no había sido apenas «una historia más».

Después quedaron comunicadas. Cada tanto se saludaban, pero esa noche del recuentro, Luisa la hizo feliz. Queda esta foto de testimonio.

Para encarar esa fundamental segunda mitad del año tomamos una decisión: Haríamos lo que fuera necesario para poder tener nuestra familia: adoptando si era el caso, pero iríamos paso a paso.

Si era necesario llegar a la instancia de la adopción, lo haríamos contentos. Pero primero, nos quedaba un gameto y un tratamiento esperando.

Así que decidimos enfocarnos en esto último y retomar la adopción más adelante si el tercer intento con «mi fish«tampoco salía.

Desde hacía unos meses había sumado a mi trabajo habitual de cronista el de asesor y encargado de prensa de un diputado: mi padrino quien -tras toda una vida dedicada a la política- había sido elegido diputado nacional por Rio Negro, la provincia en la que se produjo su exilio interno cuando las huestes de las 3 A empezaron a asesinar a sus compañeros médicos que como él que peleaban por la «Medicina Social».

Al ser nombrado Diputado me dijo «Necesito alguien que se ocupe de mi prensa y quién mejor que vos?» a esas alturas yo llevaba 20 años de cronista y más de 10 de acreditado en el Congreso. No pude negarme.

Con este segundo ingreso veníamos teniendo unos ahorros que nos permitieron, antes de encarar el tercer tratamiento, ir a visitar al hermano de Andrea que vivía en los EEUU y a su famila.

También recorreríamos algunas ciudades para terminar en «el lugar en el mundo» de Andrea en ese país: New York, ahí donde había trabajado para Michael Bloomberg.

Sería justo para Septiembre, mes del cumpleaños de ella, que además afirmaba que esa era una buena época climáticamente hablando para visitar a la gran manzana: tan fría en invierno como insoportablemente pegajosa en verano.

Realmente sería un viaje oxigenante para encarar esta etapa decisiva. Pero de eso les hablo la semana que viene!

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marianorinaldi Ver todo

Periodista. Cronista.
Conduzco de "La Semana que Viene" programa que se emite por Radio Simphony.
También trabajo en el programa "En la trinchera" de Radio Led.
Fui Cronista de "El Exprimidor" (2002 hasta su finalización en 2019) reemplazando a Ari Paluch en la conducción en varias ocasiones.
Cronista de "El Rotativo del Aire" de Radio Rivadavia (entre 2001 y 2010).
Acreditado en Casa de Gobierno (2003/2018).
También Cronista y asesor parlamentario.
Realicé coberturas nacionales e internacionales como enviado por ejemplo al rescate de los mineros en Chile, Elecciones en España y Paraguay, Aniversario del Atentado de Atocha en Madrid entre otras cosas.

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