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Nuestra historia de amor 18: «Hasta que las fiestas vuelvan a ser el tiempo más hermoso del año»

Hoy quiero hacer una pausa en el relato cronológico que vengo haciendo porque nos encontramos en época de fiestas. Para todas las personas que estamos en duelos agudos por la pérdida de seres amados muy cercanos, las fiestas son unos tremendos escollos por los que tenemos que transitar. Ver a todos celebrando en medio de nuestro mundo que se ha derrumbado, es de por sí chocante. Además el carácter mundial de estas celebraciones hace que no tengamos escapatoria: adonde vayamos habrá celebración. Pero seguramente, lo más doloroso de todo sea que el agujero negro que nos ha quedado en el lugar que ocupaba nuestro ser amado hace que todo aquello que nos producía tan hermosa alegría, ahora nos duela en el alma.

En el caso de nuestra familia, Andrea era de las personas que disfrutaban las fiestas y le gustaba celebrarlas apasionadamente, como todo lo que ella encaraba.

Ese amor por las fiestas de ella se contagiaba. Fueron 15 maravillosos años viviendo preparativos desde el arranque de diciembre, adornos, música, comidas. Mucha familia para Navidad y brindis, cena y reuniones con amigos para fin de año con el ritual de sus aclamadas «Peras al Malbec con crema». Todos esos detalles de ella se hicieron parte mía tras compartir las más hermosas costumbres, las de las fiestas, para cerrar uno tras otro los intensamente bellos años que compartimos.

Hermosas rutinas festivas que se combinaban con detalles específicos de cada año como para distinguir una celebración de la otra: 2009 con Andrea conociendo el pesebre de la Nona, 2012 las últimas fiestas con mi vieja, 2015 año nuevo con anuncio de la llegada de Nina a la futura abuela Marisa, 2016 la llegada de Betty y 2017 la partida de Betty, 2018 y 19 festejos con Claudita y una nueva tradición para año nuevo… así se iban apilando año tras años una celebración más emocionante que la otra. Hasta llegar a la Navidad de 2023 y año nuevo de 2024: imposible saberlo entonces, pero nuestras últimas fiestas juntos.

Son tantos momentos especiales compartidos que me sería imposible trasmitirlos con la intensidad que tuvo cada uno. Permítanme en cambio, ofrecerles un breve resumen de algunos momentos importantes de estas últimas fiestas de lo que fue lo mejor de nuestras vidas.


2009/ 2010 Nuestras primeras fiestas juntos: Andrea conoce los famosos pesebres de la Nonna!

Crecí disfrutando los pesebres de mi abuela italiana, que destinaba medio living a una especie de escenografía en la que se recreaba la escena del nacimiento de Jesús, incluyendo relieve (con montañas y todo). Si bien en los últimos años -conforme la nonna llegaba y pasaba los 90 años de edad- su trabajo empezó a mermar, siempre siguió haciendo terribles pesebres que hacían ver a los nuestros como «de Juguete». Ya en esta etapa final de imágenes cascadas y despintandas, tuve el placer de que Andrea conociera y compartiera esa parte de mi historia, deslumbrándose por la energía que mi abuela seguía poníendo en este trabajo.

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La nonna y Andrea recién se conocía, pero ya se adoraban.



2010/2011: Navidad de suegras

En nuestras segundas fiestas juntos decidimos recibir en casa a nuestras madres, junto con Diego el hermano de Andrea y su novia Karina, además de otros amigos.

Ese año disfruté una vez más de la carita de Andrea cuando la sorprendía con un regalo. Yo sabía que había un personaje de película infantil que le gustaba, así que la sorprendí -a sus 40 años- con una muñeca!

Díganme por su cara: que creen? le gustó o no?


2012/2013: Últimas fiestas con mi vieja

A veces nuestros amigos Denise y Ox se iban para diciembre / enero y como tenían una casa con pileta en Beccar, cuidarselas era como una especie de «vacaciones extras» para nosotros.

Así que nos mudamos bastantes diciembres y eneros para allá. Llegar de trabajar y ponerme en el jardín a hacer un asado y tirarme a la pileta, un día lunes, no estaba mal.

Pasar las fiestas ahí era un programón. En particular en ese cierre de 2012 en el que mi vieja empezaba a estar mal de salud y costaba bastante caminar, siempre con una máquina a cuestas que la ayudaba a respirar.

Como mi vieja estaba cerca de Beccar, era lo mejor que tuviera que moverse poco. Obviamente que no lo sabíamos, pero esas serían las últimas fiestas que compartiríamos con ella.

A mi vieja ya se le notaba en la carita lo desmejarada que estaba, nosotros la veíamos mal, pero por entonces creíamos (o queríamos) que saldría adelante.

PARA AÑO NUEVO: mi vieja también vino, pero esta vez con su amiga Hebe. Además vinieron amigos!

Diez meses más tarde, para Octubre de ese 2013 que empezaba partiría a la luz, porque más allá de su fuerte carácter, fue una presona noble, derecha y desprendida. Tuvimos una relación difícil que mejoró con los años, gracias a la valentía de los dos para enfrentar y hacernos cargo de nuestros errores. Estoy convencido que desde el otro plano, ella hizo fuerza porque Nina pudiese convertirse en una realidad. Fue un verdadero ejemplo para mí. Descansa en paz, sin dudas. Le debo mucho de lo que soy.


2015/2016: El «sorpresón» de Papá Noel

En Septiembre de 2015 viajamos a EEUU a visitar a Guille, el hermano de Andrea y su familia gringa.

Allá visitamos a Best buy, mi local preferido de tecnología. Resultó que tras gastarme un poco por mi consumismo tecnológico, no fui yo quien se entusiasmó con algo si no que fue ella.

En honor a la verdad tengo que admitir que la laptop que vio era realmente hermosa y barata, además la que usaba para trabajar por aquellos días en casa estaba liquidada. El tema es que -aunque costaba menos de 200 dólares y era una herramienta de trabajo super conveniente comparada contra los precios de Argentina, yo andaba con la guita justa y no pude comprársela…

PERO NO ME OLVIDÉ!

Hablé con su hermano para fin de año, ya de regreso en Argentina, para que me la mandara y poder dársela como regalo navideño. Cuando supe que llegaría a tiempo le saqué el tema:

-«Qué pena que no pudimos comprar esa compu en Michigan, no»?

-«Ni me hagas acordar!» fue su sentida respuesta.

Andrea nunca sospechó la sorpresa que le esperaba ese 24 de diciembre de 2015 (con 12 días de saber que estaba embarazada) en la fiesta de la casa de mi viejo. Su carita de sorpresa y su emoción hacen una de esas memorias que guardo en el corazón por el resto de mi vida.


Navidad de 2017 y 2018: Betty pasa por nuestras vidas.

La navidad de ese 2017 fue una de las tantas fiestas que pasamos en lo de nuestros amigos Denise y Ox. Ese año vino nuestra amiga Claudita con su mamá y Dani. Además -como siempre desde el nacimiento de Nina- estaba la «abu Marisa».

La cena se dio con total normalidad, muchas risas, comida rica… pero entonces sucedió lo inesperado:

Se hicieron las 12, brindamos y empezó la pirotecnia (que por entonces aún era fuerte ya que la gente aún no estaba tan conceintizada de los perjuicios para los chicos autistas y los perritos).

Claudita que fumaba, salió a fumarse unpucho a la vereda y entró rápidamente:

-«Afuera hay un perrito, de esos chiquitos como el de Susana. Está temblando muerto de miedo»

Lo fuimos a buscar y lo entramos. No era un «perrito» era una perra, que además tenía sus años y a pesar de ser de una raza cara (yorkshire) estaba bastante descuidada como si llevara varios días en la calle. No parecía haberse escapado ahora, pero estaba indudablemente mueta de miedo por la pirotecnia.

La mamá de Andrea comenzó a acariciarla. Hacía unos meses había perdido a «Beto» su compañero cuadrúpedo los últimos 15 años.

Ella sintió que «Beto» la veía triste y le mandaba otra compañera. Así que la adoptó bautizándola «Betty» en su homenaje. La perrita era divina y a la mañana siguiente ya estaba jugando con Nina.

Pasaron un año juntas y felices.

JUSTO UN AÑO DESPUÉS, EL 24 DE DICIEMBRE DE 2018 Marisa vino a pasar la nochebuena, como ya era su costumbre, con su nieta. Y trajo a Betty. Las recibimos en casa.

Esa noche, mientras cenábamos, noté que Betty se había quedado dormidita al lado del árbol de navidad. Pasaron las horas y no se movía. Me pareció raro, pero no quise arruinar la noche así que no dije nada. Después de brindar fuimos a abrir los regalos y la descubrimos ya finadita. Marisa derramó unas lágrimas: se acompañaron exactamente un año. Era una perra grande que arrastraba algunos problemas de salud.

Para consuelo de la abuela le dijimos que al menos había tenido un hermoso último año de vida: durmiendo en la cama con ella y fuera de la calle, Era todo verdad.

Nuestro amigo el encantador de perros argentino «Pampita» Montenegro le dedicó una columna que nos puso a llorar a todos. La dejo a continuación.




Después vendría la mudanza, la pandemia, algunas fiestas en nuestra terraza, siempre con familiay amigos.

En otro momento retomaré el hilo de mi relato de las fiestas. Ahora solo recordar las últimas que pasamos los tres juntos: la navidad de 2023 y el año nuevo de 2024 fueron fiestas desdobladas: como Marisa ya no podía subir las escaleras, ambos días fuimos a verla a las 19 / 20 e hicimos un brindios anticipado con ella.

y el año nuevo de 2024, como veníamos haciendo, lo celebramos con Sushi y los 3 solos porque Claudita, nuestra compañera de los últimos fines de año ya no estaba más desde hacía un par de años por culpa de la maldita enfermedad de la C y mi familia se había ido a recibir el año a la costa.

Como siempre la pasamos maravillosamente (como suelo decir: éramos una «trinidad») no necesitábamos nada más para ser felices.

Posteo de IG de Andrea sobre la noche del 31 de diciembre 2023

No teníamos forma de saber que el año al que le dábamos la bienvenida sería el más triste de nuestras vidas. El último que celebraríamos juntos.

Más allá de la tristeza, quiero desearles a todos un feliz 2025, lleno de hermosos momentos disfrutados a fondo. Recuerden que nada es para siempre (Memento mori), por eso un presente feliz es un tesoro del que hay que saber disfrutar cada segundo. Que sea un mejor 2025

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marianorinaldi Ver todo

Periodista. Cronista.
Conduzco de "La Semana que Viene" programa que se emite por Radio Simphony.
También trabajo en el programa "En la trinchera" de Radio Led.
Fui Cronista de "El Exprimidor" (2002 hasta su finalización en 2019) reemplazando a Ari Paluch en la conducción en varias ocasiones.
Cronista de "El Rotativo del Aire" de Radio Rivadavia (entre 2001 y 2010).
Acreditado en Casa de Gobierno (2003/2018).
También Cronista y asesor parlamentario.
Realicé coberturas nacionales e internacionales como enviado por ejemplo al rescate de los mineros en Chile, Elecciones en España y Paraguay, Aniversario del Atentado de Atocha en Madrid entre otras cosas.

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