El sol en tu sonrisa

Siempre me ponía nervioso volar: no por miedo, ya que soy de los que creen que los aviones son el transoporte más seguro, sino por la cantidad de trámites, horarios y demoras que aparecen. Por eso Andrea, mucho más  acostumbrada a viajar que yo, era la que se encargaba siempre de toda la burocracia de los viajes.

En una oportunidad, después de pasar por todos los controles y ya en la sala de pre embarque, me relajé mirando por el ventanal al sol que asomaba entre unas nubes. Ella me vio y me preguntó con suavidad: «Estás más tranquilo ahora?» volteé a mirarla. Tenía esa sonrisa que se parecía mucho a un amanecer claro. Le respondí: «ahora que salió el sol, sí»

Los dos entendimos a qué sol me estaba refiriendo. Nos reímos y nos dispusimos a disfrutar compartiendo horas tan hermosas como las que vivíamos siempre que viajábamos juntos.

En algún tiempo-espacio que ignoro, mi corazón seguirá siempre viajando con ella.

El amor nomuere nunca