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Nuestra historia de amor 41: “Vuela alto amada Titina”

Ese 2022 que iba llegando a su mitad tenía algunas sorpresas: Gaby Carchak, nuestra celestina, la primera que nos había imaginado juntos, se casaba… con su pareja de 10 años!!!

Con mucha alegría, Andrea se preparó para la boda (por qué a casi todas las mujeres, aún a las casadas, les gustan tanto las bodas?)

El afortunado era nuestro amigo Gabriel Michi, también periodista y sobre todo con quien ya tenían una hermosa familia formada cuyo fruto, Zoe era una nena de 10 años.

Lo había olvidado, pero en esa boda, Andrea le dijo a Gaby «te llevo la ca de Anna» (mi vieja, ni más y menos) asi que dice nuestra amiga «Yo me casé con el «prestado» de Andrea y el calor de tu vieja. De alguna manera, era como una vuelta a la historia: ahora nosotros estábamos en el casamiento de ellos, que habían estado en el nuestro 10 años atrás.

En ese mes de Junio, festejamos el cumpleaños de mi suegra todavía en su casa: limitada visual y motriz, precisaba cuidadoras constantes y eso a veces era complicado. Pero en 2022 estuvimos en el barrio de Once para cantarle el cumpleaños feliz y para que Nina le soplara las velitas de una torta que ella no veía… pero iba a saborear sin inconvenientes!

Empezaba la época del año en que se siente el frío del invierno que se acercaba y había que andar bien abrigadas!

Como para no perder la gimnasia de apagar velitas, ese junio nos aguardaba un festejo más, pero esta vez sería toda la familia quienes apagaríamos las velitas:

Nuestra hija perruna, “la primogénita” Titina llegaba a los 16 años!!!

Parecía mentira que tuviese ya esa edad que resultaba difícil de traducir en tiempo de vida humana.

Era fácil era notar que Andrea estaba muy afligida; se daba cuenta de que ya no le quedaba a Titi mucho tiempo con nosotros y de alguna manera había decidido adelantar el duelo, como si tratara de dosificarlo. Pero cuando estaba con ella, no se notaba. La trataba siempre con la dulzura y el amor habituales.

Su carita sonriente, pero triste escondía a la vez algún recuerdo entrañable y la sensación de estar ante un momento de los que ya no quedarían demasiados.

Entonces pasó algo loco:

Resulta que Titi, empezó a comportarse de manera extraña. Daba vueltas en círculo en un lugar – algo que nunca había hecho antes, o se quedaba quieta en un rincón, se hacía pis encima… Estaba senil! Y eso era duro para todos, pero en especial para Andrea, que la consideraba su hija.

Me es difícil recordar alguna imagen de nuestros primeros años juntos, allá en el PH de Florida, sin verla a Titina a upa de Andrea: en la cama, trabajando en la cocina, mirando tele en el living… siempre juntas! Siempre a upa!

Lo loco a lo que hacía mención unos renglones atrás no era que nuestra “humanizada” hubiese envejecido. Mucho menos que estuviese senil. Lo loco fue que Andrea un día dijo: «Nuestra Titi me dió tanta alegría, tanto consuelo (le limpiaba las lágrimas cuando Andrea estaba triste) tantos momentos de alegría y sobre todo tanto tiempo de vida… no podemos pedirle más nada!«

Obviamente, cuando el 23 de Julio Titina finalmente se fue al cielo, Andrea la lloró, pero ya estaba diferente: había empezado a aceptar que su tiempo con nosotros -que no pudo ser más luminoso ni generoso- había pasado y que de alguna manera viviría siempre con nosotros.

Me dijo: “que me perdone Fígaro y todos los perritos que tuvimos y tendremos, pero Titi fue diferente, fue mi primera hija”.

Andrea no se refería a ese sentimiento que mucha gente tiene por sus animales. Ella hablaba de cómo Titina nos había entrenado para ser papás en ese largo tiempo: días, meses y años en los que buscamos sin éxito ser papás… hasta que finalmente Nina llegó.

Nuestro amigo Pampita Montenegro, el encantador de perros argentino, habló magistralmente del tema en una de sus columnas en mi programa

Nina aceptó bastante bien su pérdida: habían sido tan inseparables que a los nueve meses, sabiendo que el paso de los perros por este mundo es breve, decidí incorporar a otro personaje a la familia para que no se quedara solita cuando los días de Titi terminaran. Así había llegado Fígaro. Este simpático Jackrussell -que anque no sería considerado nuestro hijo- había cumplido con creces su misión: acompañar a Titina en esos años finales y ahora quedar como único “no humano” de la familia. Él ayudó a atenuar el dolor para que Nina no la sufriera tanto.

Titi fue sin duda, una hermosa luz en nuestras vidas, una guía en noches oscuras y una esperanza de que nuestro sueño mayor podría alcanzarse. Sí. Una perra. Todo eso. Te lo juro por Nina y Titina!

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marianorinaldi Ver todo

Periodista. Cronista.
Conduzco de "La Semana que Viene" programa que se emite por Radio Simphony.
También trabajo en el programa "En la trinchera" de Radio Led.
Fui Cronista de "El Exprimidor" (2002 hasta su finalización en 2019) reemplazando a Ari Paluch en la conducción en varias ocasiones.
Cronista de "El Rotativo del Aire" de Radio Rivadavia (entre 2001 y 2010).
Acreditado en Casa de Gobierno (2003/2018).
También Cronista y asesor parlamentario.
Realicé coberturas nacionales e internacionales como enviado por ejemplo al rescate de los mineros en Chile, Elecciones en España y Paraguay, Aniversario del Atentado de Atocha en Madrid entre otras cosas.

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