Todas las cosas sobre la tierra tienen su tiempo, aún el amor eterno.

Imagínate tener una gripe común, como tantas otras veces, que te tira molesta en cama.

Imagínate una mañana despertar y sentirte tan dolorida que no te podés levantar.

Empieza entonces un viacrucis vertiginoso, de tres días y medio, donde todo vuela por los aires: a vos te internan, tu hija se va con su tía, tu marido casi sin despegarse de vos tratando de ver qué todo se solucione pronto, aunque te tengan en coma inducido… y a los tres días y medio -de una semana para la otra- terminas muriéndote.

El domingo anterior desayunando todos juntos, el domingo siguiente en el velatorio.

Así sin más, así de la nada: todos tus planes, todos nuestros proyectos, nuestra vida, nuestra familia esfumándose en el aire.

Vos que eras una persona joven, saludable, preocupada por cuidarte haciendo actividad física y que se hacía chequeos médicos periódicamente.

Vos que me dirías? absurdo, no? por lo menos impensado.

Imagínate como lo vivirían tu marido y tu hija, tus personas más cercanas que no se imaginaron nunca la vida sin vos.

Volver a la casa y encontrar tus cosas sobre la mesa, tu cartera, tu ropa en el mueble al costado de la cama… todo como esperándote, como si solo hubieses salido a dar un paseo.

Por qué te cuento todo esto? porque muchas veces no valoramos lo que tenemos: tenemos un tesoro y nos preocupamos por pavadas o por cosas pasajeras, cosas que ahora no te dejan dormir, pero que dentro de unos días no existirán más.

Si tenés en tu vida el milagro del amor: de pareja, de familia… no lo des por sentado, no dejes pasar un día sin valorarlo y disfrutarlo, porque esto parece contradictorio pero no lo es:

Todas las cosas sobre la tierra tienen su tiempo, aún el amor eterno.

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