Con la «Tota» no

No es que venga del humor como dice Clarín. Mucho menos algo personal contra Miguel Del Sel. La cosa sí es contra el neo-menemismo que se recicla en caras nuevas.

Es buenísimo que alguien «nuevo» venga a la política. Ojalá estuviésemos todos. Pero si el «recién llegado» declara públicamente que «no conoce» y expresa ingenuidad y resulta que no llega a simplemente a militar o a un cargo legislativo sino directamente a pelear una gobernación… entonces creo que tenemos derecho a sospechar.

¿Y sería bueno que alguien que confiesa públicamente -y en todo su derecho- «no saber» o «estar empezando» se alzara con la máxima responsabilidad ejecutiva de una de las provincia más importantes de la nación?

El reconocido periodista Marcelo Larraquy autor de libros tales como «Lopez Rega», «Gallimberti» o «Fuimos soldados» tuiteó el domingo a la noche «zafó Miguel». Es que por unos momentos Del Sel marchaba primero en los cómputos y se cargaba con la responsabilidad de la provincia. Después quedó segundo a tres puntos y entonces festejó feliz… y despreocupado.

Hay gente que estudia Ciencias Políticas, que milita toda la vida en pos de sus ideas (cuales quiera que fueran) otros que dedican tiempo importante de sus vidas al trabajo de campo. Entonces llega alguien que  -haciendo uso de la excelente imagen de la que merecidamente goza por alguna otra cosa totalmente ajena a la política- utiliza su llegada al público y a costa de marketing más que de conducta o ideas y se instala en lo alto de la disputa política… ¿Si esto no es vaciar a la política de contenidos… qué vendría a ser?

Pero como dije al empezar: esto no es contra Del Sel. Ni contra los humoristas: Hay vaciadores de política de casi todos los rubros. Incluso dentro de la política tradicional.

El vaciamiento de la política comenzó a darse fuertemente con el menemismo. Aunque pretendieran entonces (y actualmente) ingenuidad el propósito era claro: Trasladar las decisiones políticas (y esto implica ni más ni menos que la plata de todos) del ámbito público y político al privado.

Se empezó con ciertas teorías del tipo de «la muerte de las ideologías» y movidas que fundamentaban el vaciamiento y así se terminó convenciendo a la gente de las decisiones no se tomaban en la casa rosada porque el poder estaba en otra parte…
En los mercados,
en las empresas,
en lugares hasta donde la política y el público no llegaban.
Para situaciones así… ¿qué se necesitarían? ¿Cuadros aguerridos? ¿O carismáticos ingenuos?

Del Sel es un laburante reconocido. Gran músico de salsa también. Seguramente un tipo honesto. Puede sumar mucho si quiere y siempre «es bienvenido». Pero la política no es para ingenuos ni mucho menos para improvisadores. La política es seria. Y si muchos políticos «tradicionales» no son serios, creo que perder por completo la seriedad no sería una solución.

Si Del Sel llegara a la política para construir (desde la ideología que fuese) sería muy bienvenido aunque fuese destapador de cloacas, funebrero o limpiavidrios. Pero ya vivimos el menemismo y recordamos a los empresarios que lo financiaron. Tenemos derecho a desconfiar de los que dicen «no saber nada» y quieren manejarte tu país