Por tierra, mar y agua y en todos los frentes.

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Rusia lanzó un ataque masivo sobre Ucrania y en menos de un día llegó a las puertas de su capital, Kiev.

De esta manera se conformó el mayor ataque de un estado europeo a otro desde la segunda Guerra Mundial.

El estratégico aeropuerto de Gostomel, ubicado a 35 km de la capital, cayó en menos de 3 horas. También la trístemente célebre central nuclear de Chernobyl fue ocupada por el ejército rojo, que a su vez se atribuyó la destrucción de instalaciones y recursos militares ucranianos en todo el territorio.

La resistencia ucraniana conformada por un cuarto de millón de soldados y millares de civiles armados acusó decenas de bajas. Mientras que gran parte de la población civil trata de evacuar la ciudad capital en un verdadero éxodo masivo.

Sin embargo, quienes allí permanecen buscan refugio de los bombardeos en estaciones de subte, desoyendo las indicaciones de «quedarse en casa» o tratan de retirar efectivo y comprar alimentos, cosas que a estas horas parecen ya imposibles.

Mientras tanto como contrapartida al rápido accionar militar ruso, los referentes de la OTAN y los países de la Unión Europea se han limitado a pedir el cese de las acciones bélicas mientras qué Estados Unidos ha hablado de sanciones económicas pero también de no enviar tropas para evitar una escalada bélica a nivel global.