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Hoy hace un mes que ya no puedo abrazarte.

Hola mi amor, cómo estás? Yo por acá extrañándote como nunca extrañé a nadie ni a nada. Hoy hace un mes que ya no puedo abrazarte, besarte la boca, ni tus cachetes, ni tampoco tomarte de la cintura como cuando Nina  nos miraba y decíamos «que conozca una pareja feliz, que sepa que sus padres se aman» algo que nosotros no habíamos tenido, te acordás?

Hace un mes que no escucho más tu dulce voz hablándome con ternura, que no siento tu energía cuidándonos a Nina y a mí. Sin embargo no puedo admitir que se esté cumpliendo un mes de tu muerte, porque para mí seguís más viva que nunca: Te pienso a cada rato, te lloro a cada rato,  tengo los ojos hinchados como si me hubieran cagado a trompadas. Claro, la vida me cagó a trompadas, pero bueno… qué decirte?

Contarte que en este tiempo que llevás iluminando a las nubes desde arriba pude concluir algunas cosas importantes que vos habías comenzado, como por ejemplo festejarle el cumple a Nina. Te juro que pese a tanto dolor, la pasó espectacular. Las mamis y papis del cole se esmeraron muchísimo para que en el festejo no faltara nada. Son unos divinos, pero lo hicieron y hacen por vos, por lo que te querían y porque nadie puede entender cómo pudo pasar lo que nos pasó.

También celebramos el día del niño y hasta en la última semana de vacaciones de invierno pudimos ir al te de Kitty y Kuromi con Feli y Deby, algo que tanto te preocupaba por el interés de Nina por esos personajes. Y si… la pasó genial, pese a todo.

Me resulta imposible pensar que vos no hayas estado en todo esto. Te busqué a cada momento al lado nuestro y en el cielo. Porque seguís omnipresente en nuestras vidas, en nuestro día a día. No pasa un día sin que te nombremos. Nunca pasará.

Contarte por ejemplo que como siempre pensábamos, no nos equivocamos en la elección del colegio: ellos se comprometieron a apoyar a nuestra «Totita» en todo lo que necesite, pero especialmente «La seño Clau» es una divina que le está pendiente y me da tranquilidad.

Decirte también que la familia, especialmente los tios -todos ellos- están más presentes y cercanos que nunca. También la madrina, tu «Abe». No sabés lo que cuento con todos ellos!

Contarte, pero no te rías de mí, que todos los días a las 16:30 cuando me suena tu alarma que dice “Buscar a Toti del cole” yo miro al cielo y te contesto “estoy yendo mi amor”. Me ves? me escuchás? Todos los día te hablo, eh?

Pedirte también perdón porque en los primeros días, cegado de dolor, te pregunté varias veces por qué te habías ido, por qué nos habías dejado. Hasta que leí un comentario de una amiga tuya que decía algo así como «Andrea era una madraza, nunca abandonaría a su hija». Claro! cómo no me dí cuenta? Cómo vos justamente ibas a dejar a Nina en esta edad tan hermosa como complicada, con todo lo que ella nos necesita? No te fuiste, es claro: te llamaron, te llevaron. Otra amiga tuya me dijo que «Dios se lleva primero a las personas más necesarias». Tal vez haya sido por eso. Para Nina y para mí no existe nada más necesario que vos.

Pero tengo esperanza: el domingo me contactó un colega al que no conozco personalmente y me contó parte de su historia. Me dijo «Yo perdí a mi papá muy chico, pero quiero decirte que con mucho amor y con la dedicación que le das a Nina, más el apoyo de la familia ella va a estar bien y va crecer con amor y con el mejor recuerdo de su madre».  Ese es mi norte.

Sabías que tenés un arbolito creciendo? Sí mi amor, en Colombia! tu amiga Pao me contó que allá es costumbre plantar uno cuando alguien muere y que vos ya tenés uno creciendo en su jardín: se llama «Chicalá» y da unas flores amarillas muy bonitas.

A propósito de tus amigas: no te imaginás las cosas que me cuenta la gente de vos. Otra amiga a la que últimamente no veíamos tanto me dice que «En abril Andrea vio un posteo mío porque mi mamá estaba internada y me contactó. Cada tanto la vuelvo a escuchar: de verdad que hay una dulzura en cada una de sus palabras que es muy ella, no hay otra persona igual».

Pero no solo tus amigas. También me escribe gente que te conoció. Muchas de tus clientas de Urban me hacen llegar el cariño que te tenían. Copio frases textuales: «me cuesta mucho escribir desde que me enteré lo de Andre, era una persona muy especial» o si no «No te podes imaginar lo mal que estoy desde que me enteré de lo que pasó con Andre, yo te juro la apreciaba mucho, desde el día uno que nos dijimos tocayas» y así cantidad de mensajes.

A propósito de Urban: seguramente te emocione saber que tu equipo de trabajo sigue firme en tu homenaje y memoria, por vos. Con amor y compromiso.

Pero volviendo a los amigos, Gaby nuestra celestina, siempre pendiente de cuidarnos, Deno nos mandó comida y reza mucho por nosotros. Otros como Silvia y Carmen están siempre en contacto. También Marce y otros amigos han pasado por Casa a vernos o a jugar con Nina.

El sábado pasado junté fuerzas y pude volver a la radio. Al principio había pensado en abandonar todo, pero cuando me dí cuenta de que Nina iba a necesitar de su padre entero y no como un holograma, me dije «no puedo ser un amargado, uno que apenas «cumple un papel». Y por eso volví a uno de los lugares donde he sido feliz: el estudio de radio. Vieras qué hermoso homenaje que te hizo Pampita Montenegro. Te recordó de la manera más fiel y cabal: como la gran mujer que apareció con su luz para sacarme adelante tras la muerte de mi madre y con la complicada herencia que representaban dos perros muy problemáticos.

El tema fue al día siguiente, el domingo. Nuestros desayunos dominicales eran mi momento preferido de la semana: cuando hacíamos un desayuno rico y juntos escuchábamos el programa. Esta vez lo hice solo. A mi lado, en lugar de tu presencia se encimaron Figaro y Titina (*) como si fueran conscientes de que faltabas vos.

Para ir terminando, te cuento que el dolor que siento no me cabe en el cuerpo. Solo Nina me mantiene de pie.  Y cuando ella me dice «te amo» y me abraza son los únicos instantes de consuelo por estos días.

Todas las mañanas cuando la levanto, con ella aún dormida, la abrazo fuerte y le pido a Dios que vos puedas sentirla a través de mis brazos.

Mi vida cambió tanto que ahora solo le ruego a dios que me dé salud hasta que Ninita pueda convertirse en una persona adulta, capaz de desenvolverse y valerse por sí misma. Bueno… aunque te enojes te cuento que también le pido no llegar a viejo por dos razones: para no convertirme en un lastre para ella y para poder volver junto a vos y estar a tu lado, si es que Dios me concede otra vez esa inmensa gracia.

Ya me despediría, pero… cómo voy a despedirme si siempre te estoy pensando? Marcaste tan profundo nuestras vidas que pese a haberte perdido tan tempranamente, estoy seguro de que Nina aprenderá a llevarte siempre en su corazón. Porque como decimos todas las noches cuando rezamos: «Un beso para Mami que llegue hasta el cielo, las estrellas, ida y vuelta, con todo el corazón».

Te amo, sé que me amás y sé también que el amor nunca muere: somos nosotros los que morimos. Por eso te saludo hasta cada momento: hasta que por fin pueda volver a abrazarte.

(*) NOTA DEL E: Me hace notar nuestra amiga Denise que escribí «Fígaro y Titina». En realidad sería «Fígaro y Fiorella» ya que Titina se fue al cielo de los perritos hace unos años, pero conociendo a la Titi es muy posible que haya estado también el domingo a mi lado.

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marianorinaldi Ver todo

Periodista. Cronista.
Conduzco de "La Semana que Viene" programa que se emite por Radio Simphony.
También trabajo en el programa "En la trinchera" de Radio Led.
Fui Cronista de "El Exprimidor" (2002 hasta su finalización en 2019) reemplazando a Ari Paluch en la conducción en varias ocasiones.
Cronista de "El Rotativo del Aire" de Radio Rivadavia (entre 2001 y 2010).
Acreditado en Casa de Gobierno (2003/2018).
También Cronista y asesor parlamentario.
Realicé coberturas nacionales e internacionales como enviado por ejemplo al rescate de los mineros en Chile, Elecciones en España y Paraguay, Aniversario del Atentado de Atocha en Madrid entre otras cosas.

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