El fin de las PyMEs políticas
“En 2003 tenía el 5 por ciento de intención de voto y gané la presidencia. Sabés lo fácil que es ahora con el 30 y lo que hay enfrente”, La frase se la atribuye el clarín de ayer a Nestor Kirchner en su artículo «Kirchner convoca a Olivos para marcarle la cancha al PJ disidente»
Cierta o no la frase es creíble. Y es que salvo que seamos «realistas» (en el sentido español) va quedando claro que no se puede depositar el peso de la conducción del estado en una sola persona.
Los partidos «PyME» fueron paliativos cuando en 2001 explotaron los partidos políticos. Pero no tienen mayor recorrido. Acaso una intendencia.
El armado, la estrategia, la administración del poder y la conducción del estado deben en ser en mayor o menor medida una construcción colectiva y nunca algo sujeto a la finitud de una sola cabeza. Algo que se llame a sí mismo “proyecto político” no puede quedar subordinado a los vaivenes de un líder por más simpático, paquete o católico que sea.
Algunos «Mascarones de proa» ya se hundieron con sus proyectos presidenciales (Sobisch, el Adolfo, López Murphy por citar solo algunos). Los otros están en pleno proceso.
Descubren tarde que el estado no es una gerencia. Que sus articulaciones y resortes dependen de finos equilibrios multisectoriales. Demasiado para un solo “superhéroe” por más Superman que sea.
En Argentina existieron dos estructuras capacitadas para acceder al poder: el PJ y la UCR. Una se reconstruyó, la otra pretende hacerlo.
Fuera de estas dos opciones no ha surgido y perdurado nada que proponga la participación genuina en política de la gente. Nada que no sea: “Este es mi partido: Votame, seguime”. Nada que sea: “Nos juntamos en pos de esta idea y después veremos juntos quién es el candidato más idóneo”.
Vivimos la era de los apellidos en detrimento de los partidos y lo pagamos carísimo. Lo que era la “Nueva política” es decir el concepto de redes, de participación horizontal fue apropiado por los publicistas de los apellidos “porque suena bien”.
Para los que tuercen la boca y dicen “No tenemos cultura democrática, esto no es Europa” déjenme señalarles con el dedo un ejemplo bien próximo: ¡Crucen el charco!
Siempre se dijo que el Uruguay nos imita. En política deberíamos imitar a los uruguayos, o por lo menos aprender de ellos.
En Uruguay siempre tuvieron sus dos partidos de gobierno tradicionales. Cuando estas estructuras ya no contuvieron a mucha gente se conformó el “Frente Amplio”. No el “tabarismo” ni el “pepismo”.
Quiero decir que no se buscó un “manotazo” de poner algún iluminado, quizás porque a la larga todas las luces se apagan. Se buscó en cambio crear una máquina generadora de política, de actividad. Algo que pudiera dar cuadros al estado para poder seguir siendo.
No marcas, no políticas diseñadas por asesores de imagen, no apellidos… sino dirigentes.
Pero claro, quizás olvido que el uruguayo es un pueblo muy comprometido. Que sus dirigentes sindicales, por ejemplo, siguen viviendo humildemente de su trabajo.
Al final tenía razón el amigo Batlle: “No nos compare con los argentinos”
Nosotros preferimos los atajos, las falsas opciones, porque lo contrario significaría comprometerse.
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marianorinaldi Ver todo
Periodista. Cronista.
Conduzco de "La Semana que Viene" programa que se emite por Radio Simphony.
También trabajo en el programa "En la trinchera" de Radio Led.
Fui Cronista de "El Exprimidor" (2002 hasta su finalización en 2019) reemplazando a Ari Paluch en la conducción en varias ocasiones.
Cronista de "El Rotativo del Aire" de Radio Rivadavia (entre 2001 y 2010).
Acreditado en Casa de Gobierno (2003/2018).
También Cronista y asesor parlamentario.
Realicé coberturas nacionales e internacionales como enviado por ejemplo al rescate de los mineros en Chile, Elecciones en España y Paraguay, Aniversario del Atentado de Atocha en Madrid entre otras cosas.