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La metamorfosis del pibe en chorro

Seguramente hace un año atrás me hubiese pedido una moneda y yo se la hubiese dado con tristeza por ver a otro pibe en la calle.  Pero ahora es distinto: ya tiene como 13, y además hay dos más a un par de metros. Se me acerca amenazante, se me para enfrente, casi rozándome y me pide plata. Como no salgo de mi asombro, el segundo da un paso al frente y se me acerca también: ahora tengo a dos pibitos pegados… me están «apretando»

No les importa que sean las 9 de la mañana ni que estemos parados en la concurrida esquina de Humboldt y Santa Fe. Repaso en un segundo la situación de nuevo porque me parece inverosímil. Constato que no me han amenazado con armas y evalúo por un segundo defenderme… ¡pero son muy chiquitos!

Como la amenaza persiste opto por otro tipo de contra ataque: el insulto. Los puteo y al grito de «Salgan de acá pendejos de mierda» los empujo poniéndolos a cierta distancia. La gente ya se ha juntado a ver qué pasa en la transitada esquina. Los tres pibes retroceden y se empiezan a alejar.

Entonces comprendo parte de la cosa: dos de ellos llevan bolsitas en las manos. «Están falopeados» me dice un gordo que se acerca. Antes de que pueda responderle me habla de nuevo: «¿por qué no les pegaste? ¿por qué les permitiste que te hablen así? ¿no ves que ahora van a agarrar a otro?»
El gordo cruza y se mete en el regimiento de Patricios. Yo me quedo pensando: ¿será así?
Lamentablemente creo que será peor: la próxima vez que intenten apretar a otro y los saque como los saqué, quizás noten que todavía son chicos, que necesitan un arma. Si andan apretando gente por la avenida Santa Fe… ¿qué podría impedirles que algún chorro iniaciado los avivara en el manejo de armas?

Me queda la carita del pibe: no más de 13 años. Hasta hace poco le bastaba con pedir para que la gente le diera, pero ultimamente… ha crecido! La gente lo ignora, le pasa por al lado y no se le ocurren otras maneras de conseguir plata que agarrar algo y salir corriendo o encarar a alguna chica o una señora y tratarla muy mal, como lo trataron a él, y amenazarla y pedirle que le de algo.

Cuando está pasado de vueltas no mide bien y es capaz de encarar a otro tipo de personas. Tuvo suerte conmigo, pienso al recordar lo que me dijo el gordo antes de irse: «si me hubiesen apretado a mí, estaban ahora los tres tiraditos en el piso».

Esto que cuento, es absolutamente cierto. Me pasó en esta lluviosa mañana del miércoles 9 de enero de 2011 en Humdbolt y Santa Fe. Pasarán los días, pasará esta sensación extraña, pero no pasará el recuerdo de la carita del pibe, un chico de no más de 13 años, dientes apretados, mirada de odio, amenazante. Está creciendo, está saliendo, está torcido y ninguna cárcel podrá enderezarlo. Más bien todo lo contrario.
Buenos días

marianorinaldi Ver todo

Periodista. Cronista.
Conduzco de "La Semana que Viene" programa que se emite por Radio Simphony.
También trabajo en el programa "En la trinchera" de Radio Led.
Fui Cronista de "El Exprimidor" (2002 hasta su finalización en 2019) reemplazando a Ari Paluch en la conducción en varias ocasiones.
Cronista de "El Rotativo del Aire" de Radio Rivadavia (entre 2001 y 2010).
Acreditado en Casa de Gobierno (2003/2018).
También Cronista y asesor parlamentario.
Realicé coberturas nacionales e internacionales como enviado por ejemplo al rescate de los mineros en Chile, Elecciones en España y Paraguay, Aniversario del Atentado de Atocha en Madrid entre otras cosas.

2 comentarios sobre “La metamorfosis del pibe en chorro Deja un comentario

  1. Excelente relato, corto y bien descriptivo del futuro que nos espera con «los chicos de la calle» los cuales deberian ser encauzados por el producto de nuestros impuestos…

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